La hora
Vestí mi mejor traje:
pantalón y saco negro, camisa blanca impecablemente planchada y moño al tono.
Lustré los zapatos hasta poder mirarme en ellos
y partí.
¿Quiénes estarían con ella?
“Su madre, alguna amiga, sus hijos o tal vez ¡su esposo!”, conjeturaba mientras
descendía por la avenida hacia la ribera
del río.
Habíamos descubierto juntos
aquel lugar. La belleza de la naturaleza se dibujaba en aquella frondosa
vegetación con tantas filas de árboles. Ellos oficiaban como únicos testigos de
nuestro amor. Jugábamos a las escondidas, cual dos niños. Caminábamos tomados
de la mano durante horas, escuchando el canto de los pájaros y el viento, que
pegaba con fuerza en algunas ramas.
Callada, tímida, frágil, la
sentía en los momentos en que estábamos juntos. Sus hermosos ojos color cielo
transmitían algo que enternecieron las fibras más profundas de mi ser desde la
primera vez que los vi.
Miré el reloj. Se acercaba
la hora.
Allí, reíamos juntos
tirando piedras al río, jugando a quién las enviaba más lejos, y la prenda
siempre se repetía: un beso, un abrazo… un te amo.
En mi reloj las agujas
seguían girando como gira en este momento mi cabeza. Quizás no supe leer en sus
ojos esa tristeza, esa incertidumbre que gritaba por ayuda. Quizás no supe
entender su mirada de desesperación. En realidad, a mí me importaba solo el
momento de nuestro encuentro. Allí me despojaba de todo y sentía que éramos el
uno para el otro. Quizás actué enceguecido por la pasión. Egoístamente. Es que
en el corazón de un hombre enamorado no hay interrogantes. Solo deseaba que el
tiempo se detuviera para que cada encuentro resultara eterno.
Al fin, el reloj indicaba
la hora, la hora exacta; tampoco había ya tiempo para dudas.
Emprendí el regreso
rápidamente y al llegar a la esquina cruzaba el cortejo; la carroza, colmada de
flores. Una lágrima corrió por mi rostro pero alcancé a levantar la mano en un
último adiós al amor: “Nunca volveré a amar como lo hice: esperándote cada
minuto de las horas del día para estrecharte en mis brazos”.
Gladys Calvano
Taller de
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