Una actitud esencial en todos los órdenes de la vida y, muy especialmente, en las variadas acciones que conciernen al Arte, en particular a la Escritura.
Muchos/as escritores/as hoy reconocidos/as no habrían alcanzado su actual posicionamiento si no hubieran aplicado esa metodología singular.
Pensemos en un García Márquez, en George Orwell, Rudyard Kipling, Marcel Proust, Agatha Christie, J. K. Rowling, Isaac Asimov, Gertrude Stein, Ítalo Svevo y hasta en el mismo Jorge Luis Borges: rechazados no por uno/a sino por decenas de editoras, de "críticos", de lectores, que en general padecían de ese riguroso acostumbramiento a "la talla media", a lo consabido.
"Ten fe ciega no en tu capacidad para el triunfo, sino en el ardor con que lo deseas. Ama a tu arte como a tu novia, dándole todo tu corazón".
"No pienses en tus amigos al escribir, ni en la impresión que hará tu historia. Cuenta como si tu relato no tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No de otro modo se obtiene la vida del cuento".