Reflejos
Sobre el llano
fulgura
el falso hielo
de la más clara
niebla,
ya sólo vamos
por un camino de
lentos bosques
hacia esferas de
niebla
que se detienen
en la sustancia
lúcida.
Giramos horas y
horas
con una lámpara
y en el largo
reflejo
otra luz otra
lámpara
sin tregua miro,
de vidrio y opalina
corona y límite
de la no vista
llama.
Lo que alumbra yo
ignoro
y nadie sabe,
del brillo que
trasluce
y no se muestra
encandilado el
corazón,
por un instante
devorador el tiempo
juega despacio
juega a ser
devorado.
Hinca sus dientes
la inútil agudeza
y se detiene
en la carne de
vidrio.
El aire espeso
ríos de transparencias
deja entrever
con ellas comunica
la ausente luz
hasta que algún
aliento
los vuelve ciegos
mientras el día
en la noche se
funde
y un solo día
como el otoño pesa.
Con todo lo que
ignoro
haré una esfera
de opalina, una
esfera
que ha de rasgar
la lluvia como
si fuera alguna
mano...
Y no se quiebra, se
esconde.
Con el fulgor
perdemos
al mismo tiempo
colores sucesivos
retoños últimos
del bosque ya
talado.
De: Noche cerrada
Alegría
La lámina segura
del sueño que se quiebra
ha partido la noche
como un fruto redondo.
En mitad de lo
oscuro al extremo del ansia
hubo una sombra,
blando reverso de esplendores,
memoria de una
noche de Epifanía.
Despertar en el
túnel del más largo temblor
aguardando los
climas devastados e iguales
luego el golpe el
asombro la inmersión el relámpago,
a todo lo
entrevisto extiendo abrazos nuevos
entran de nuevo en
mí las caras y las cosas
por el amor de la
mirada mía
alguna vez
reunidas.
Sonrío a las
imágenes y he de volver con júbilo
a unir aquello que
estaba separado,
tierras sin agua ya
bruscamente florecen
para entrar en mis
ojos algún remoto viento
acercará los cinco
extendidos jardines.
La luna de mis
álamos su esbeltez me devuelve
grabados que no
olvido, inmóviles ciudades
y en las ciudades,
altas las ya quemadas torres.
Hacia mi boca
ausente el olor de la tierra
y del lejano mar
han de volver despacio.
Conmigo el mar
disperso, atraviesan sus olas
las formas que
algún día me fueron favorables.
Mi sombra se
aligera del peso de mi cuerpo
aunque fui
quebrantada por aquello que amaba,
los dones de
ansiedad fueron los vanos dones
e intactos sin
servir giraron sobre sí.
Jadeante,
esplendorosa, la marea del amor
no me ahoga y
regresa a través del espanto
a sumergirme entera
en la alegría;
acaso las tinieblas
un instante entreabiertas
me dejaron pasar;
ahí donde se toca
el cristal con el
agua nacen arpas y fuentes.
Basta un hilo del
agua, un hilo de la música
para seguirte en
una noche desconocida.
Tú, mal buscado, tú
que siempre busco,
en otro tiempo yo
repetía
si tú no vienes con
nadie iré.
Supe que despertaba
en desiertos privados
de voz y
extrañamente regocijada al fin,
feliz de nunca
estar en nada,
siento ahora que
ves como la propia sombra
partida del destino
de mi cuerpo inclinado
sobre lo inmóvil
salta y sin esfuerzo baila.
De: Noche cerrada
En: PoemasPoetas.com
Susana Soca
Uruguay - 19 de
julio de 1906
Río de Janeiro- 11
de enero de 1959
Poeta, editora, gestora cultural
Adhesión del
Centro de Formación Humanística
PERRAS NEGRAS
a la Conmemoración de la fundación
de la Biblioteca Nacional.
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