Encuentro:
Viernes 23 de mayo a las 20 horas.
Invitación:
a todas/os las/os
integrantes del Centro (una utopía; de vez en cuando es necesario crear
alguna). Una lástima que tantos no hayan podido acercarse, especialmente por
razones horarias laborales.
Consigna:
Elegir,
secretamente, un texto de autor nacional para compartir.
Los preferidos
fueron: Mario Benedetti (por 3 talleristas) y Felisberto Hernández (por 3
talleristas también).
Asimismo,
escuchamos textos de Marosa Di Giorgio,
Francisco Espínola, Circe Maia, Susana Matteo, Diana Nión, Felipe Planelles y José Enrique Rodó.
La sorpresa:
Que tantos/as estén, al fin, interesados/as en
Poesía.
Emergentes:
Muchos y todos
literarios (cosa rara entre gente de taller, ¿verdad?) pero hubo varios ejes
espontáneos: Kafka, Juan Carlos Onetti, y los/as compañeros/as ausentes.
Reflexión unánime:
Deberíamos
reunirnos más a menudo. Nos encantó que cada uno/a pudiéramos interrumpir su rutina
para afilar la pasión que nos hermana.
Bruno, Marta, Susana, Adriana, Dahiana, Eduardo, Mariana, Daniela, Margot, Andrea y Ana. |
Consternados, rabiosos
Vámonos,
derrotando afrentas.
ERNESTO "CHE" GUEVARA
derrotando afrentas.
ERNESTO "CHE" GUEVARA
Así estamos
consternados
rabiosos
aunque esta muerte sea
uno de los absurdos previsibles
da vergüenza mirar
los cuadros
los sillones
las alfombras
sacar una botella del refrigerador
teclear las tres letras mundiales de tu nombre
en la rígida máquina
que nunca
nuca estuvo
con la cinta tan pálida
vergüenza tener frío
y arrimarse a la estufa como siempre
tener hambre y comer
esa cosa tan simple
abrir el tocadiscos y escuchar en silencio
sobre todo si es un cuarteto de Mozart
da vergüenza el confort
y el asma da vergüenza
cuando tú comandante estás cayendo
ametrallado
fabuloso
nítido
eres nuestra conciencia acribillada
dicen que te quemaron
con qué fuego
van a quemar las buenas
las buenas nuevas
la irascible ternura
que trajiste y llevaste
con tu tos
con tu barro
dicen que incineraron
toda tu vocación
menos un dedo
basta para mostrarnos el camino
para acusar al monstruo y sus tizones
para apretar de nuevo los gatillos
así estamos
consternados
rabiosos
claro que con el tiempo la plomiza
consternación
se nos irá pasando
la rabia quedará
se hará mas limpia
estás muerto
estás vivo
estás cayendo
estás nube
estás lluvia
estás estrella
donde estés
si es que estás
si estás llegando
aprovecha por fin
a respirar tranquilo
a llenarte de cielo los pulmones
donde estés
si es que estás
si estás llegando
será una pena que no exista Dios
pero habrá otros
claro que habrá otros
dignos de recibirte
comandante.
De: www.poemas-del-alma.com
Explicación falsa de mis cuentos
Obligado
o traicionado por mí mismo a decir cómo hago mis cuentos, recurriré a
explicaciones exteriores a ellos. No son completamente naturales, en el sentido
de no intervenir la conciencia. Eso me sería antipático. No son dominados por
una teoría de la conciencia. Esto me sería extremadamente antipático.
Preferiría decir que esa intervención es misteriosa. Mis cuentos no tienen
estructuras lógicas. A pesar de la vigilancia constante y rigurosa de la
conciencia, ésta también me es desconocida. En un momento dado pienso que en un
rincón de mí nacerá una planta. La empiezo a acechar creyendo que en ese rincón
se ha producido algo raro, pero que podría tener porvenir artístico. Sería
feliz si esta idea no fracasara del todo. Sin embargo, debe esperar un tiempo
ignorado: no sé cómo hacer germinar la planta, ni cómo favorecer, ni cuidar su
crecimiento; sólo presiento o deseo que tenga hojas de poesía; o algo que se
transforme en poesía si la miran ciertos ojos. Debo cuidar que no ocupe mucho
espacio, que no pretenda ser bella o intensa, sino que sea la planta que ella
misma esté destinada a ser, y ayudarla a que lo sea. Al mismo tiempo ella
crecerá de acuerdo a un contemplador al que no hará mucho caso si él quiere
sugerirle demasiadas intenciones o grandezas. Si es una planta dueña de sí
misma tendrá una poesía natural, desconocida por ella misma. Ella debe ser como
una persona que vivirá no sabe cuánto, con necesidades propias, con un orgullo
discreto, un poco torpe y que parezca improvisado. Ella misma no conocerá sus
leyes, aunque profundamente las tenga y la conciencia no las alcance. No sabrá
el grado y la manera en que la conciencia intervendrá, pero en última instancia
impondrá su voluntad. Y enseñará a la conciencia a ser desinteresada.
Lo
más seguro de todo es que yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de
ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la
conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda.
Felisberto Hernández
GRACIAS A TODAS/OS por amar a quienes tanto nos han acompañado a reconocer nuestra frágil condición. |
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