—¡Libertad! —se dijo. Que su
majestad el niño determine cuál ha de ser su rumbo, su destino. —¡Libertad! —
se clamó.
Entonces padres y maestros se
corrieron a un costado para dejar pasar a su majestad el niño, el adolescente,
el joven, el nuevo mundo y el mundo de lo nuevo. Y más no hicimos que
corrernos, creyendo que de esa manera les dábamos la tan preciada libertad. También
les dimos juguetes didácticos, y nos llenamos las bocas con teorías
psicológicas, y creíamos que, hablando de libertad, de autorrealización, de ser
uno mismo, mágicamente el mundo se transformaría y su majestad el niño
construiría su imperio de belleza, bondad, liberación, bajo la advocación de la
imagen de la paloma de Picasso. Nos corrimos a un costado, y dijimos:
—Contemplemos la maravillosa
marcha de la historia de seres auténticos, ya no constreñidos por padres
autoritarios y castradores.
De paso nos fuimos haciendo niños
también nosotros, los padres.
Creció en el vacío, sin límites,
sin fronteras, sin carteles orientadores, sin sustento, sin apoyo. En consecuencia,
no creció. Quisimos ser modernos, terminamos siendo nadie. "Nadie" es
un ser difuso, desprovisto de una línea que demarque su identidad.
Los límites, lo que todos hemos
perdido —nuestros hijos porque no los conocieron, nosotros porque nos
desprendimos de ellos—, los límites son las coordenadas de los valores, de las
creencias, de los modales, de las maneras y —en fin— de las reglas de la
existencia y de la coexistencia. De la identidad. Por ellos uno es o puede
llegar a ser "alguien".
Vivir es vivir entre límites, en
algún encuadre, entre horizontes. Dentro de ese espacio germina y se desarrolla
la libertad. Interpretamos mal: creíamos que la libertad se da. No es cierto:
la libertad no se da, la libertad se toma, se arranca, se conquista, se logra,
se esculpe, abatiendo esclavitudes, confrontándose con límites, aceptando unos,
rechazando otros, pero usándolos como referentes en el camino. Además, la
libertad es un medio, no un fin. Ahí la tienes, para hacer algo con ella, algo
que tú elijas. ¿Y cómo se elige? Se elige entre opciones. Las opciones son los
límites dentro de los cuales la libertad adquiere sentido, al rechazar unos y
adoptar otros.
De: Los hijos y los límites
De: JAIME BARYLKO
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