Giorgio Agamben sostiene que el
fundamento primero del poder político es una vida de la que puede disponer sin
cometer homicidio, es decir, sin infringir el ordenamiento jurídico, y sin sacrificarle
a nivel ritual.
Una vida tal, expuesta a la
muerte y no sacrificable, era considerada en el mundo romano como “sacer” o
sea, una vida que sólo se incluye en el ordenamiento jurídico para ser
excluida.
Ese concepto es el eje de todas
estas Leyes Reformistas Previsionales, como la que se está procesando en
Argentina desde la semana anterior.
El trabajador jubilado ya ha sido
explotado lo suficiente, ya agotó su fuerza de faena hasta el punto de ser
considerado desechable; ha ingresado en su tiempo de debilidad, de inutilidad,
de consumo de cuidados (y esta clase de consumidores no es redituable al poder
económico). Pero, no lo matan sino que por ley lo dejan morirse de a poco (de
hambre, de frío, de soledad). Va desapareciendo silenciosamente. Otra
reminiscencia de las prácticas fascistas del Plan Cóndor. Otro rostro de la
impunidad.
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