Consideraciones
sobre el cuento
El pasto no es la hierba
de Ricardo Prieto
El pasto no es la hierba
de Ricardo Prieto
Estos comentarios están centrados
en los aspectos psicológicos y sociológicos que emergen tanto de las
observaciones del narrador, en primera persona, como de los escasos pero
fundamentales diálogos presentes en este corto cuento.
A lo largo de la historia el
narrador comanda un juego psicológico, que en algunos momentos es más psicótico
que neurótico.
Los juegos psicológicos
practicados en mayor o menor grado por todos, son particularmente comunes en
parejas que han llegado a una situación de desencanto, porque la pasión acabó,
porque la tarea de educar hijos y otras premuras no están presentes con la
intensidad de antaño. Se da en las
parejas que no han desarrollado una sana complicidad ni genuina camaradería, y
de pronto se perciben como dos extraños que deben compartir un tiempo sobrante
de desencanto, teñido a rutina y obligaciones.
¿Qué hay detrás de los juegos psicológicos? En su mayoría tienen como objetivo
inconsciente evitar la intimidad.
En este cuento el juego tiene un
tinte perverso donde ambos personajes intercambian posiciones, ora sádicas, ora
masoquistas. Aquí no hay tedio y sí una
intimidad retorcida, un canibalismo psíquico
a través del deseo de penetrar, instalarse y dirigir la psiquis del otro,
porque ambos son celosos del terreno
particular e inviolable que son los pensamientos y sentimientos íntimos de su
pareja. Podría ser que esta fuese una
percepción retorcida del narrador, pues sólo tenemos su palabra. De todos modos me inclino a pensar lo
contrario por la contundente afirmación que la mujer emite, y que da nombre al
cuento-
Él parece querer encerrarse en su
bizarro mundo interior, ella parece querer distraerlo porque no soporta que él
en su presencia se entretenga con pensamientos que no sean ella. (Me recuerda a Anna Karenina y su deseo de
ser permanentemente admirada por Bronsky) .
Digo, parece, porque él también es dependiente de la atención de ella.
(Esta complementación no ocurre con Bronsky, y por eso Anna se suicida). Se observa en el malestar que él siente
cuando ella aparentemente se deleita con su café. ¿O será que ella, que bien conoce a su
pareja, teatraliza ese deleite para incomodarlo y hacerlo sentir celoso de esa
aparente fruición que es solo de ella, y así vengarse por los celos que siente
del mundo interior que él tanto protege?
Parece claro que este juego
sadomasoquista mantiene la relación en un equilibrio inestable pero equilibrio
al fin, y que sus jugadores se mantendrán unidos en cuanto no haya una
interferencia externa que cambie el status quo.
Parece difícil que esto suceda porque el juego es practicado por ambos
con devoción y tenacidad.
Desde el punto de vista
sociológico se puede decir que así funciona buena parte de las relaciones humanas, sean de pareja o
no. Que la real intimidad entre las
personas y consecuente trascendencia es moneda rara, un objetivo a ser
alcanzado pero del cual, yo siento, estamos muy lejos.
De todos modos la independencia
económica de la mujer y la concientización de los hombres de que no deberían
tener privilegios ligados al sexo, tiende a transparentar las relaciones de
pareja. Éstas, al sentir que no
funcionan como es deseado, o bien lo resuelven en el consultorio de un
profesional especialista en relaciones, o cada uno parte buscando otro que le
proporcione la trascendencia deseada.
El autor desea resaltar la
malignidad y autodestrucción de ciertas relaciones humanas, motivado por su
angustia en relación a la sociedad en que vive.
Sonia Presa Caggiani
Taller de Cuento en
Verano
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