Estamos segur@s de que hoy, desde donde esté, García Márquez -ese
colombiano amado más allá de todas las fronteras- avergonzado se taponeó las
orejas, cuando sus coterráneos no supieron respetar la nítida línea divisoria
entre alegría y fanatismo.
Consignas como “¡Váyanse, váyanse, uruguayos!” y “¡Eliminados, los
uruguayos, eliminados!”, fueron índices elocuentes de un grado cero de
solidaridad latinoamericana y de gratuita e inesperada violencia. O, para
analizarlo desde otra perspectiva: de la manipulación geopolítica de la que es
objeto el fútbol por parte de gigantescos poderes económicos, los verdaderos
Gobernantes del Planeta.
Pero, tal como nos enseñó Gabo en El Ahogado más Hermoso del Mundo:
hay mucha gente aislada en el orbe: a quienes concurrieron al Circo brasileño,
el dinero les está impidiendo el contacto con “su” conciencia y con “la”
conciencia del Ser Latinoamericano y, obviamente, no tienen ni idea de cuán
funcionales fueron esta tarde al plan laboriosamente diseñado para ignorantes títeres.
Señoras y señores fanátic@s: sería muy saludable que leyeran más y
mejor al coterráneo; (quizás, con el tiempo, puedan convertirse en sus “compatriotas”,
y en herman@s genuinos de tant@s colombian@s que comen pan amasado con sus
dignas manos... pero no visitan Circos).
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