La verdad sobre el
canario
En estado salvaje era verde y no cantaba. Domesticado, preso
en una jaula, se ha vuelto amarillo y gorjea como una soprano.
Que alguien atribuya esos cambios a la melancolía del
encierro y a la nostalgia de la libertad. ¡Mentira!
Yo sé que el muy cobarde antes era verde y mudo para que no
lo descubrieran entre el follaje, y ahora es amarillo para confundirse con las
paredes y los barrotes de oro de la jaula. Y canta porque así se conquista la
simpatía cómplice del patrón.
Lo sé yo, el Gato.
Marco Denevi
El emperador de la China y otros cuentos (1970)
