martes, 17 de febrero de 2015

L@s odontólog@s también leen, opinan sobre este o aquel escritor y... hasta escriben cuentos. En tu próxima consulta, fijate si el bolsillo de su túnica luce una G.

















Una historia que extraño


Yo era muy niña, de aproximadamente 3 años, y me perdí.-
Salí de mi casa y caminé.-
Caminé por donde hacíamos los mandados con Isabel.-
Isabel era mi vecina, una señora mayor,  viuda, muy trabajadora.-
Aprendí muchas cosas con ella.-
Era maestra jubilada y aún así tenía que seguir dando clases particulares.-
Me encantaba ir a su casa a juntar flores y armar los floreros; vivíamos frente por frente.-
Me llevaba al almacén, a la panadería y aprendí a cortar determinadas flores para llevar al cementerio.-
Cuando florecían los agapantos, los lirios, los iris, no podías cortar esas flores; se guardaban para ir al cementerio.
Podía cortar rosas, fresias, narcisos, calas, lilas, hortensias, jazmines del cabo e ingleses y tulipanes.-
Y en su jardín había una planta inmensa: era la tumbergia; esta planta tenía más de 70 años, es el jazmín del cabo cuyo injerto fracasó y de ella florece la verdadera gardenia. Una flor exquisita que parece un paragüitas y su aroma es única.-
Cuando salí de mi casa sin rumbo no fui a la suya.-
Caminé por la vereda pasando mi dedo índice por los muros de las casas como raspando, eso mismo lo hacía mi papá.-
Crucé una calle muy transitada y llegué al almacén y me quedé en la puerta.-
El almacenero me miró y dijo: Es la niña que viene con Isabel.-
El Señor, de origen armenio, me tomó de la mano y me llevó a la casa a la casa de Isabel y le contó lo que ocurrió.-
Ella me miró y me dijo “Ay, nena” como me dice siempre, aunque ya no soy una nena.-
Y me cruzó a mi casa.-
Esta historia la he revivido cientos de veces, pero no la recuerdo.-
Y tampoco escucho su voz, ya no escucho a Isabel, ya no está para contármela, ni para ir al almacén ni para llevar flores al cementerio.-
                                                                                                                                       G.-














Un sueño en la Vida


No se cumplieron los sueños de Laura, hizo todo lo posible pero no la prepararon para las consecuencias de su logro.
Creyó en un comienzo que las cosas fluyen solas o peor aún: que no estaba “bien visto” realizar determinados actos para continuar con su éxito logrado. No solamente la asesoraron incorrectamente sino que también criticaron su postura de dar un paso adelante, ya que su juventud e inteligencia le permitían ver más allá de sus ancestros. Incluso criticaban su vida personal y profesional: “Hay que pagar 10 años de derecho de piso para que te reconozcan”.
Pero pasaron 24 años: Laura ha cambiado; lo que importaba antes ahora no tiene ni siquiera sentido.-
Hoy, su logro más importante es haber evolucionado en su mente y en su corazón.
Pero ahora tiene un desafío mayor: disfrutarlo.-        

                                                                                                                           G.-   








G
Taller Súper-Intensivo de Escritura Narrativa. (Ciclo de Verano)
Centro de Formación Humanística 
PERRAS NEGRAS