miércoles, 19 de octubre de 2016

Machismo, la pandemia

Lucía tenía sólo 16 años. No sólo Mar del Plata la llora.



Dicen que me gusta porque no lo dejo,
dicen que me gusta cuando me quejo.
Algunas personas piensan que soy masoquista,
otras me ponen de tonta
o me critican.
Nadie comprende mis miedos,
mis angustias, mis esperanzas...
mi temor a no encontrar una salida.
Desde fuera se ve muy claro
mientras para mí todo es tan extraño.
Soy víctima para unos,
culpable por no hacer nada para otros,
mártir consentida...
Me encierro en mí misma,
me niego,
voy perdiendo mi autoestima.
No sé cómo comenzó todo
y tampoco sé cómo termina.
Quiero creer en sus mentiras,
nunca me enseñaron cómo debía ser querida.
Me pisa, me anula,
me asfixia, me grita...
suprime mi voluntad y me aísla.
Me hace creer que la culpa es mía
y una venda en mis ojos me nubla la vista.

Soy ama de casa,
adolescente o panadera.
Soy economista y soy periodista
aunque también puedo ser peluquera,
ganadera, modelo, artista...
Soy católica o musulmana,
cristiana, atea, budista...
Estoy en todas las naciones
y en todos los tiempos.
Soy todas esas mujeres,
tan iguales y distintas.
Todas aquellas que no gritan
ni huyen, ni aniquilan.
Tengo tantos motivos
que nadie los comprendería.
Dicen que me gusta pero es mentira,
finalmente hoy llegó el día:
¡ya no voy a ser más una víctima!

Ester Álvarez Guillén,
Psicóloga, Sexóloga y Especialista en Género y Feminismos.

De: revolucionarioseidealistas.blogspot.com.uy