martes, 19 de diciembre de 2017

No es casualidad que sean más de diez los países de América Latina donde las políticas neo-liberales están aplicando radicales Leyes de Reforma en Previsión.


Giorgio Agamben sostiene que el fundamento primero del poder político es una vida de la que puede disponer sin cometer homicidio, es decir, sin infringir el ordenamiento jurídico, y sin sacrificarle a nivel ritual.

Una vida tal, expuesta a la muerte y no sacrificable, era considerada en el mundo romano como “sacer” o sea, una vida que sólo se incluye en el ordenamiento jurídico para ser excluida.

Ese concepto es el eje de todas estas Leyes Reformistas Previsionales, como la que se está procesando en Argentina desde la semana anterior.


El trabajador jubilado ya ha sido explotado lo suficiente, ya agotó su fuerza de faena hasta el punto de ser considerado desechable; ha ingresado en su tiempo de debilidad, de inutilidad, de consumo de cuidados (y esta clase de consumidores no es redituable al poder económico). Pero, no lo matan sino que por ley lo dejan morirse de a poco (de hambre, de frío, de soledad). Va desapareciendo silenciosamente. Otra reminiscencia de las prácticas fascistas del Plan Cóndor. Otro rostro de la impunidad.