Pero siendo animales, nuestro
objetivo es sobrevivir a toda costa. Para hacer posible la supervivencia biológica,
esa ámplia percepción inicial ha de pasar por el embudo, la válvula reductora
del cerebro y el sistema nervioso. Lo que sale al otro lado, es un mísero goteo
del tipo de consciencia que nos ayudará a mantenernos vivos en la superficie de
este planeta en particular. Para formular y expresar los contenidos de esta
percepción reducida, el hombre ha inventado y elaborado sin fin sus sistemas de
símbolos, y filosofías implícitas a las que llamamos lenguajes. Cada individuo
es a la vez el beneficiario y la víctima de la tradición lingüística en la que
ha nacido: beneficiario en cuanto a que el lenguaje da acceso a la experiencia
acumulada del resto de las personas, víctima en cuanto a que le lleva a la
creencia de que una consciencia reducida es la única consciencia; a tal punto
que hechiza su sentido de la realidad, y toma sus conceptos como datos, sus
palabras como cosas reales. Aquello que en el lenguaje de la religión se llama
“este mundo”, es el universo de consciencia reducida, expresada y casi literalmente
petrificada por el lenguaje. La mente ampliada, posee estos 'otros mundos' con
los que los humanos toman parcialmente un contacto en su errar. La mayor parte
del tiempo, la mayoría sólo conocen aquello que atraviesa la válvula reductora,
lo cual es consagrado como si fuera genuinamente real por el lenguaje local.
Sin embargo, algunas personas parecen haber nacido con alguna característica
que les permite rodear la válvula reductora. En otros, estos rodeos pueden ser
adquiridos espontáneamente, o como resultado de 'ejercicios espirituales'
deliberados, a través de la hipnosis, o utilizando drogas. A través de estos
rodeos permanentes o temporales, lo que fluye no es esa percepción de 'todo lo
que está sucediendo en todas partes en el universo' (ya que el rodeo no
destruye la válvula reductora, que aun excluye el contenido total de ese
concepto de mente absoluta), sino algo más que, y ante todo algo muy distinto
a, el material 'útil' cuidadosamente seleccionado que nuestras estrechadas
mentes individuales consideran una representación completa, o al menos
suficiente, de la realidad.
(...)
Cuando el cerebro se queda sin
azúcar, el ego subalimentado se debilita; no puede preocuparse por llevar a
cabo sus actividades tan necesarias, y pierde todo el interés en esas
relaciones espaciales y temporales que tanto significan para un organismo en su
relación con el mundo. Ya que esta 'Mente Total' se desliza a través de esta
válvula que ya no es tan hermética, empiezan a suceder todo tipo de cosas
biológicamente inútiles. En algunos casos puede dar la impresión de
percepciones extrasensoriales. Otras personas descubren un mundo de belleza
visionaria. Para otros es revelada la gloria, el infinito valor y significado
de la existencia desnuda, del evento dado, sin conceptualizar. En la última
etapa de esta desaparición del ego hay un 'obscurecido conocimiento', de que
Todo está en todo, de que Todo es cada cosa. Esto es lo más cerca, supongo, que
una mente finita puede estar de 'percibir todo lo que está sucediendo en todos
los lugares del Universo'.
De: Las Puertas de la Percepción
En: volarlibremente.blogspot.com
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26 de julio de 1894- Inglaterra |