domingo, 26 de julio de 2015

“Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo”.- Aldous Huxley






















Pero siendo animales, nuestro objetivo es sobrevivir a toda costa. Para hacer posible la supervivencia biológica, esa ámplia percepción inicial ha de pasar por el embudo, la válvula reductora del cerebro y el sistema nervioso. Lo que sale al otro lado, es un mísero goteo del tipo de consciencia que nos ayudará a mantenernos vivos en la superficie de este planeta en particular. Para formular y expresar los contenidos de esta percepción reducida, el hombre ha inventado y elaborado sin fin sus sistemas de símbolos, y filosofías implícitas a las que llamamos lenguajes. Cada individuo es a la vez el beneficiario y la víctima de la tradición lingüística en la que ha nacido: beneficiario en cuanto a que el lenguaje da acceso a la experiencia acumulada del resto de las personas, víctima en cuanto a que le lleva a la creencia de que una consciencia reducida es la única consciencia; a tal punto que hechiza su sentido de la realidad, y toma sus conceptos como datos, sus palabras como cosas reales. Aquello que en el lenguaje de la religión se llama “este mundo”, es el universo de consciencia reducida, expresada y casi literalmente petrificada por el lenguaje. La mente ampliada, posee estos 'otros mundos' con los que los humanos toman parcialmente un contacto en su errar. La mayor parte del tiempo, la mayoría sólo conocen aquello que atraviesa la válvula reductora, lo cual es consagrado como si fuera genuinamente real por el lenguaje local. Sin embargo, algunas personas parecen haber nacido con alguna característica que les permite rodear la válvula reductora. En otros, estos rodeos pueden ser adquiridos espontáneamente, o como resultado de 'ejercicios espirituales' deliberados, a través de la hipnosis, o utilizando drogas. A través de estos rodeos permanentes o temporales, lo que fluye no es esa percepción de 'todo lo que está sucediendo en todas partes en el universo' (ya que el rodeo no destruye la válvula reductora, que aun excluye el contenido total de ese concepto de mente absoluta), sino algo más que, y ante todo algo muy distinto a, el material 'útil' cuidadosamente seleccionado que nuestras estrechadas mentes individuales consideran una representación completa, o al menos suficiente, de la realidad.

(...)

Cuando el cerebro se queda sin azúcar, el ego subalimentado se debilita; no puede preocuparse por llevar a cabo sus actividades tan necesarias, y pierde todo el interés en esas relaciones espaciales y temporales que tanto significan para un organismo en su relación con el mundo. Ya que esta 'Mente Total' se desliza a través de esta válvula que ya no es tan hermética, empiezan a suceder todo tipo de cosas biológicamente inútiles. En algunos casos puede dar la impresión de percepciones extrasensoriales. Otras personas descubren un mundo de belleza visionaria. Para otros es revelada la gloria, el infinito valor y significado de la existencia desnuda, del evento dado, sin conceptualizar. En la última etapa de esta desaparición del ego hay un 'obscurecido conocimiento', de que Todo está en todo, de que Todo es cada cosa. Esto es lo más cerca, supongo, que una mente finita puede estar de 'percibir todo lo que está sucediendo en todos los lugares del Universo'.


De: Las Puertas de la Percepción

En: volarlibremente.blogspot.com

26 de julio de 1894- Inglaterra