Isaak Babel
Nadie que conozca su biografía y su obra se
asombrará de esta extrema convicción. Babel respetaba la escritura de manera
apasionada, tanto que, antes de ser fusilado por las fuerzas estalinistas,
después de haber sido obligado a confesarse culpable de espionaje, sólo pidió
que le permitieran terminar su trabajo: nueve cuentos que le habían sido
confiscados.
