miércoles, 17 de diciembre de 2014

Poesía de la vida y para la vida.
















UNA MUJER POBRE APRENDE A ESCRIBIR


Está en cuclillas, los pies desnudos,
abiertos, sin
gracia; la falda metida alrededor de los tobillos.


Tiene la cara marchita y agrietada.
Parece vieja,
más vieja que nadie.


Probablemente tiene treinta años.
Sus manos, también arrugadas y agrietadas,
garabatean con torpeza. Su pelo está escondido.


Escribe con un palo, laboriosamente,
en la tierra húmeda y gris,
mientras frunce, con ansiedad, el ceño.


Escribe letras grandes, anchas.
Ahí está, terminada,
su primera palabra hasta ahora.


Nunca pensó que podría hacerlo,
ella, no.
Eso era para otros.


Mira hacia arriba, sonríe
como disculpándose,
pero no lo hace; esta vez, no; ahora sí lo hizo bien.


¿Qué está escrito en el barro?
Su nombre. No podemos leerlo.
Pero lo podemos adivinar. Mira su cara:
¿Es una Flor gozosa? ¿Radiante? ¿Sol reflejado en el Agua?


Margaret Atwood

De: MarBenegas.blogspot.com
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