lunes, 10 de marzo de 2014

"La Pintora de la Luz", el alter-ego de Isabel Guerra, monja de clausura española.

Madrileña, nacida en 1947.
Comienza a pintar en forma autodidacta 

a los doce años.
A los 23, ingresa 

al Monasterio de Santa Lucía, en Zaragoza.


















































“Se tiende siempre a pensar que se descubre la vocación al inicio de una andadura. Yo he llegado a creer que descubres la autenticidad de la vocación cuando ésta va siendo más y más probada con el correr del tiempo en sus avatares. Podemos tener afición o gusto, incluso desmedido, por determinadas actividades; pero sólo reconocemos que aquello es una vocación -una llamada- cuando nos hace saltar por encima de toda dificultad.

En mi caso, con el tiempo se fue haciendo pasión la necesidad de contar amores y emociones. Pero... ¿cómo? Plasmando gráficamente lo que necesitaba comunicar. Esto era la pintura: comunicar.

Para mí la pintura es ante todo medio de comunicación. Yo no puedo expresarme dando palos de ciego, marcha atrás en el túnel del tiempo, para imaginar al final una torpe escenografía sobre un Jesús de Nazaret, del que ni los propios evangelistas quisieron dejarnos el menor rasgo de su fisonomía. Sí puedo y debo, en cambio, expresar mi actitud ante la vida a la luz de la enseñanza, a la luz de su palabra.”





“El hombre que despliega para sus semejantes un quehacer que es exteriorización del sentimiento, de la plenitud interior, del anhelo profundo del alma, de su ser enamorado de lo bello -lo sepa o no- ejerce una fuerza creadora que emana de la divinidad. Y, por lo mismo, ofrece a todos la posibilidad del encuentro con lo sagrado, de la experiencia íntima de Dios a través de la "forma". 
























“Cuando el artista proyecta su propio espíritu sobre el tema elegido, hace al que lo contempla olvidarse del tema, para entrar de inmediato en la magia del entorno”.


“A la gozosa primavera le hace falta sequedad de muchos veranos que agosten todo lo superfluo. Es preciso que el Sol queme mucho para que el otoño luzca las galas de sus oros”.


Extractos de Revista Esfinge de Entrevista realizada por María Teresa Cubas.