domingo, 14 de junio de 2015

En respuesta al demagógico discurso del Gobierno en Dolores.
















L@s docentes 
sin actitud de compromiso

Trabajamos en dos turnos, o sea, unas 14 horas diarias (sin computar las horas de traslado, puesto que una amplia mayoría no nos desempeñamos en una Institución barrial).

 En épocas de Reuniones de Evaluación, trabajamos durante tres turnos (porque por orden de las Autoridades competentes, esos actos deben realizarse a contraturno, como si se tratara de actividades desconectadas del seguimiento natural al proceso de nuestr@s estudiantes. Por lo tanto, nos  levantamos a las cinco de la madrugada, para ser puntuales).

☻ Durante los fines de semana, planificamos y corregimos en régimen de cortesía hacia el Estado, porque esas horas -quizás tantas como las de los días hábiles- nunca han sido remuneradas ni reconocidas de manera alguna. Ser familiar de un docente no es "changüí"en Uruguay, pero estamos segur@s de que en Finlandia lo es. 

 Como tod@s l@s trabajador@s, descansamos 30 días al año, en Enero. En Febrero comienzan el trabajo administrativo, los tribunales de exámenes, las Coordinaciones previstas por las Direcciones; en Julio y en Setiembre, el  mismo calendario.

  Trabajamos en locales carentes de ventilación ni calefacción (en perfecto estado de ebullición o helándonos cuerpo y mente, junto con nuestr@s alumn@s, por supuesto) por ilustrar someramente sobre “esa caja de instrumentos" con que dicen habernos munido hasta el momento.

  Trabajamos en las zonas más remotas del país, en los contextos más críticos, y hasta en las Cárceles. En esos frentes estamos, munidos de algún tenedor si acaso, porque no somos ni asistentes sociales ni psicólogos ni médicos ni padres ni madres sustitut@s pero la necesidad y el vivo espíritu vocacional nos impelen a actuar como tales ante el abandono cabal del que son víctimas un alarmante porcentaje de nuestr@s estudiantes. La paternidad responsable es también una obligación, la primordial.

  Con nuestros magros recursos, generamos almacenes de ropa, de alimentos, de útiles, porque no hay jornada en la que no nos lastimen el alma los “¡Ay, profe, tengo frío” o “¡Ay, profe, no nos presta un pesito porque tenemos hambre”! Sí, señoras y señores, así estamos transitando el 2015 en muchísimos Establecimientos de Enseñanza.

 Y porque en estas condiciones trabajamos, nos enfermamos, caballito de batalla preferido por las estadísticas cómplices y los medios de prensa encubridores. Es efímera la magia a nuestro alcance. Efímera y, maquiavélicamente invisibilizada por quienes se atreven a arengar a la sociedad en contra de su más esforzada vanguardia: ést@s aquí apenas esbozados: l@s docentes sin actitud de compromiso.