martes, 20 de enero de 2015

Sobre "El pasto no es la hierba" de Ricardo Prieto


















 Consideraciones sobre el cuento 
El pasto no es la hierba 
de Ricardo Prieto


Estos comentarios están centrados en los aspectos psicológicos y sociológicos que emergen tanto de las observaciones del narrador, en primera persona, como de los escasos pero fundamentales diálogos presentes en este corto cuento.

A lo largo de la historia el narrador comanda un juego psicológico, que en algunos momentos es más psicótico que neurótico.

Los juegos psicológicos practicados en mayor o menor grado por todos, son particularmente comunes en parejas que han llegado a una situación de desencanto, porque la pasión acabó, porque la tarea de educar hijos y otras premuras no están presentes con la intensidad de antaño.  Se da en las parejas que no han desarrollado una sana complicidad ni genuina camaradería, y de pronto se perciben como dos extraños que deben compartir un tiempo sobrante de desencanto, teñido a rutina y obligaciones.  ¿Qué hay detrás de los juegos psicológicos?   En su mayoría tienen como objetivo inconsciente evitar la intimidad. 

En este cuento el juego tiene un tinte perverso donde ambos personajes intercambian posiciones, ora sádicas, ora masoquistas.  Aquí no hay tedio y sí una intimidad retorcida,  un canibalismo psíquico a través del deseo de penetrar, instalarse y dirigir la psiquis del otro, porque  ambos son celosos del terreno particular e inviolable que son los pensamientos y sentimientos íntimos de su pareja.  Podría ser que esta fuese una percepción retorcida del narrador, pues sólo tenemos su palabra.  De todos modos me inclino a pensar lo contrario por la contundente afirmación que la mujer emite, y que da nombre al cuento-

Él parece querer encerrarse en su bizarro mundo interior, ella parece querer distraerlo porque no soporta que él en su presencia se entretenga con pensamientos que no sean ella.  (Me recuerda a Anna Karenina y su deseo de ser permanentemente admirada por Bronsky) .  Digo, parece, porque él también es dependiente de la atención de ella. (Esta complementación no ocurre con Bronsky, y por eso Anna se suicida).  Se observa en el malestar que él siente cuando ella aparentemente se deleita con su café.  ¿O será que ella, que bien conoce a su pareja, teatraliza ese deleite para incomodarlo y hacerlo sentir celoso de esa aparente fruición que es solo de ella, y así vengarse por los celos que siente del mundo interior que él tanto protege?   

Parece claro que este juego sadomasoquista mantiene la relación en un equilibrio inestable pero equilibrio al fin, y que sus jugadores se mantendrán unidos en cuanto no haya una interferencia externa que cambie el status quo.  Parece difícil que esto suceda porque el juego es practicado por ambos con devoción y tenacidad.

Desde el punto de vista sociológico se puede decir que así funciona buena parte  de las relaciones humanas, sean de pareja o no.  Que la real intimidad entre las personas y consecuente trascendencia es moneda rara, un objetivo a ser alcanzado pero del cual, yo siento, estamos muy lejos. 
De todos modos la independencia económica de la mujer y la concientización de los hombres de que no deberían tener privilegios ligados al sexo, tiende a transparentar las relaciones de pareja.  Éstas, al sentir que no funcionan como es deseado, o bien lo resuelven en el consultorio de un profesional especialista en relaciones, o cada uno parte buscando otro que le proporcione la trascendencia deseada.

El autor desea resaltar la malignidad y autodestrucción de ciertas relaciones humanas, motivado por su angustia en relación a la sociedad en que vive.


Sonia Presa Caggiani

Taller de Cuento en Verano

Centro de Formación Humanística Perras Negras

















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