miércoles, 12 de febrero de 2014

Producción de Talleres (7)















El último acto


Cuando salió del baño retiró la vajilla con los restos de comida y la amontonó en la pileta de la cocina.  Pensó sacarse el delantal, maquillarse suavemente para disimular aquel moretón alrededor del ojo que se tornaba más violáceo a cada instante, y mudar de ropa, algo sobrio por supuesto.  Pero cambió de idea y permaneció con esa prenda doméstica que le daba aires de matrona, mujer fiel, y sobre todo, aguantadora.  Llegado el momento inventaría una historia plausible para justificar esa marca en el rostro.

Atravesó la puerta de la cocina y fue hasta el rincón de las hierbas aromáticas.  Las conocía a la perfección, sus condiciones de cultivo, sus propiedades.  Observó con tristeza la jardinera  suspendida en el muro a media altura por causa de los animales, y ahora estéril: sus verdes y jugosas verduras arrancadas de cuajo.  Tanta dedicación, tanta expectativa, cultivadas desde las semillas traídas de aquel remoto lugar.  Había visto brotar, echar raíces, y crecer en lozanía las plantitas fertilizadas y regadas con cariño. 

Él le había preguntado sobre esa dedicación por una planta de aspecto tan sencillo, parecida al berro.  Ella había sonreído con aire misterioso y le respondió “Porque me gusta”.

Volvió a la cocina.  De la loza encimada separó con cuidado la fuente y el plato donde hiciera la ensalada y él comiera, los llevó al baño, tiró en el wáter los restos de verdura, y luego lavó meticulosamente, secó y guardó en el estante los enseres.  En seguida  llamó al servicio de urgencia. 



Sonia Presa Caggiani
Taller de Pasiones Literarias - Narrativa