En un
Primer Año de Liceo Público, en clase de Idioma Español, empezamos a trabajar
en el conocido texto de Eduardo Galeano que se inicia así: “Magda recorta palabras
de los diarios...”
Para
transferir la historia a un plano real, propuse que forraran dos cajitas: una
de papel azul, donde guardarían seis deseos, formulándolos con una sola palabra
en trocitos de hoja; otra, en papel blanco, donde colocarían sus carencias,
siguiendo el mismo procedimiento.
De
treinta alumn@s que conforman el grupo, sólo dos o tres escribieron palabras
como compañerismo, amistad, diversión, atención, egresar...; el resto, reiteró “celular,
plasma, play-station, moto, ...”.
¿Somos
l@s docentes quienes generamos este tipo de motivación, que sólo apunta al
consumismo desenfrenado y, lo que es peor aún, al anestesiamiento de los
sentimientos, sustancia vital en el proceso de construcción de la identidad?
Sí, la
Educación es cuestión de tod@s: de la familia, de las autoridades, del
gobierno, del sistema económico, de los medios. Y estos molinos de viento son
verdaderos gigantes; Don quijote no estaba equivocado. Por eso, estamos
acostumbrad@s l@s docentes a caer con la carga de todas las responsabilidades
que falazmente nos adjudican. Aunque, una y mil veces, nos levantamos...