domingo, 27 de abril de 2014

El acontecimiento: una pasión ineludible




Toda persona «vive» en algún momento de su vida tres acontecimientos fundamentales: el nacimiento, el amor y la muerte.

El acontecimiento abre una brecha en el tiempo, una fisura, una grieta. Por eso, frente a los acontecimientos, sólo cabe el consuelo. Esta es la función de la narración.

Esta es, pues, una de las funciones fundamentales del relato: hacer de lo inhóspito e inquietante algo que nos sea familiar y accesible. Las narraciones hacen posible que podamos soportar la temible amenaza de los acontecimientos.

Los acontecimientos no tienen que ver con la acción sino con la pasión. No «hacemos» acontecimientos; son los acontecimientos los que «nos hacen», nos pasan, e inevitablemente nos forman, nos deforman y sobre todo nos transforman. Yo no puedo decidir vivir al margen de los acontecimientos, puesto que esta decisión no está en mi poder.


JOAN-CARLES MÈLICH 





No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu interés