sábado, 12 de julio de 2014

Un instante de microsociedad entre niñ@s y adulto@s mayores motivad@s por el Arte.




















Un instante de microsociedad entre niñ@s y adulto@s mayores motivad@s por el Arte.


Durante los dos últimos martes -martes de vacaciones julianas- tuvimos el privilegio de participar en una experiencia inesperada, original, reconfortante, en ese ejemplar Grupo de estudiosas mujeres que se identifican con el sugestivo nombre “Alas"; con ellas venimos tejiendo narrativa en un Taller iniciado en marzo del 2013.

Si bien es cierto que esa vivencia fue un despunte incipiente también es verdad que no se trató de una visión.

Una de nuestras queridas integrantes es Reina Piazza, la mamá del escritor Roberto Cordero, dedicado en la actualidad a literatura infantil. Rosina, de once años, es nieta y ahijada de ambos y la raíz de este episodio.

Como acostumbra cada vez que el descanso escolar es prolongado, Rosina vino a quedarse en casa de abuela y, gustosa, como es muy novelera, la acompañó al Taller. Estaba muy ansiosa por averiguar qué pasa en un Taller Literario, por qué la abuela defiende tanto ese espacio.

El primer martes escuchó con atención, sociabilizó con todas sus recientes compañeras y opinó en un nivel de expresión y entendimiento que nos dejó a todas, sí, de boca abierta.
El martes pasado, no sólo se incorporó a la dinámica que proponíamos con asombrosa capacidad de debate sino que presentó dos textos escritos, de puño y letra y a pura creatividad.

¿Estará en sus genes esta habilidad? ¿Será producto de una adecuada atmósfera familiar? La ciencia debate aún el tema de la creatividad y muy especialmente a nivel de la infancia y adolescencia; mientras la investigación sigue aportando elementos, nosotr@s tuvimos la prerrogativa de disfrutar de una integración natural, y de avizorar, a través de ella, que la reestructuración de una sociedad fragmentada bien podría viabilizarse sin marginar a nadie, ni siquiera por motivos etarios. La vena lúdica es una de las claves, la vena “cava” del Arte.



Ya Friedrich Nietzsche había sentenciado: “La madurez del ser humano es haber recobrado la serenidad con la que jugábamos cuando éramos niños”. 





































Rosina,
una niña sin afán de protagonismo,
una niña que también baila, juega,
mira TV, chatea, tiene Facebook,
una niña que no desconoce los límites,
una niña educada en el Amor.



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