¡Qué concepto más variable, ambiguo, condicionado y hasta culposo es el de la felicidad por estos tiempos!
Sin dejar de reconocer todas estas realidades, hoy no puedo
resistirme a declarar que, aunque pueda ser efímero, soy feliz.
Una parte vital de mi ser se siente feliz. Siendo docente,
parece aún más arriesgado afirmar tal estado y, sin embargo, es irrefrenable su
expresión: firme, sólida, aunque también pueda ser precaria, tal cual es la
Vida.
“El motivo eres tú”. Sí, tú, cada uno de l@s integrantes de
los Talleres de PERRAS NEGRAS, de ALAS, de OTRA LUZ PARA TU LUZ:
responsabilidad, trabajo, placer y hermandad asumid@s con los ojos bien
abiertos y el temblorcillo que genera la acción de acompañar a otr@/s en su a
veces ingenua necesidad de “decir”. Porque, la mayoría de las personas que se
acercan a un Taller llegan generalmente con la idea inocente de que, con unas
cuantas técnicas tocarán su techo con el lápiz o la tecla. Y aunque el
orientador les advierta que eso es una mera fantasía, adquirir conciencia
conlleva tiempo, paciencia, trabajo, dolor, satisfacción, incertidumbre, caída,
recuperación, tiempo, paciencia, y así, la rueda sigue girando.
Como no hay que desperdiciar ni un instante de este estado
de plenitud, digamos que “tú” y “tú y “tú” han alcanzado ese nivel inadvertido
en que se reconoce y se demuestra que la creatividad consiste en estar
dispuest@s a ser permanentes descubridores de nuevos problemas.
Susana, Marcos, Germán, Carolina, Daniela, Sonia, Francisco, Diego Y, Andrea, Mariana, Bruno,
Margot, Eduardo V, Nicolás, Beatriz D, Dahiana, Adriana, Felipe, Marta, Eduardo
G, Olga, Reina, Vera, Lucy, Marisel, Lecita, Graciela C, Cristina, Graciela D,
Mercedes, Enrica, Rosana, María, Gladys, Graciela D, Diego D, Eduardo B, Marita,
Hugo, Luisa, Beatriz, David y Rosario, son es@s “tú” a quienes agradezco, desde
mi mejor neurona, mi huesito menos frágil y mi más tembleque gotita de emoción,
este sentimiento de felicidad. Los admiro y los amo.
Gracias Ana por la parte que a mi me pertenece de tus consideraciones. Abrazo, Sonia
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