Talleres invitados
** Centro Literario LLAMARADA (Santiago, Chile)
El abrazo
Su imagen se presenta enredada a otra época. Los cabellos
oscuros y sus hermosos ojos negros siempre tristes. Si cierro los míos,
visualizo las manos sosteniendo el libro de poemas que leía constantemente y
era la excusa para mantenerse aparte de los demás. Siempre sola en un rincón de
la sala, leyendo.
Me parece que percibo el frío de esa mañana en que salí
temprano de casa. Recuerdo los charcos, el barro después de la lluvia. Las
acacias desnudas y a unos queltehues insistiendo por agua. En que me fui
caminando al liceo y en cada esquina la busqué para acompañarla parte del
trayecto.
Apenas entré al recinto supe que algo sucedía. Una atmósfera
diferente mezclada a la risa y juego de los más pequeños. Preocupada, fui al rincón
donde ella solía esperar el sonido de la campana, pero no estaba.
La policía allanó su casa, dijo alguien a mi lado. Denuncia
de drogas, agregaron. Desde el interior se defendieron y se produjo una
balacera.
Dicen que murieron los padres.
También un carabinero.
No regresó al liceo ni volví a verla.
Esta noche, después de once años, creo reconocerla. En el
noticiario de la televisión hablan del asalto a un banco. Los asaltantes
huyeron en un automóvil robado. La policía les dio alcance en la comuna de
Peñalolén.
En la pantalla la banda esposada sube al carro policial.
Entre ellos una mujer. La reconozco. Tiene el pelo cortísimo, casi varonil. Sus
ojos continúan tristes.
Un impulso hace ponerme de pie. Quiero darle el abrazo que
le debo desde que murieron sus padres. Pero es un gesto absurdo.
Marcela Royo Lira
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